El Pacto
Y me dijo:
_ Lo tendrás todo.
Y me dijo:
_ Pero tendrá un precio…
Y agregó:
_ Y tendrá un tiempo. _ Luego guardó silencio.
Vi sus manos delicadas e inusualmente pálidas. Y como repentinamente urgido, sin mirarle el rostro, como en un sueño, me escuché casi sin reconocerme a mí mismo, diciéndole:
_ Sí acepto.
Y me dijo:
_ La palabra no lo es todo…
Y agregó secamente:
_ La sangre fue lo primero.
Metí entonces la punzante punta de la pluma de ave dentro de mi sangrante herida, y aquí se operó un cambio extremo:
La pluma toda se tiñó de rojo, y con ese rojo oscuro de mi sangre, condenado e idiota, firme el libro negro de los muertos.
Y luego el demonio quedamente dijo:
_ Tu alma miserable, y dos siglos te sean suficientes antes de volver a vernos.
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